jueves, 8 de septiembre de 2011

Disco Retro

Mi cabeza funciona como un disco duro con varias particiones. Es un disco que va filtrando, limpiando y depurando cuanta cosa aprende. Lo que sí es una realidad es que esta cabeza ha pensado muchas cosas: unas que merecen penas capitales, otras dignas de enmarcar y algunas que se han vuelto lagunas profundas y poco diáfanas. El estado enlagunado de mi cabeza me ha llevado a olvidar situaciones, comentarios, promesas y hasta votos internos que alguna vez hice, todo producto de aquel día en el que cayeron las torres.

Cuando cayeron las torres tenía 13 años. Era miércoles y recuerdo estar en plena clase de geometría con una profesora a la que le decíamos "Bolañito", apelando al corte estilo mullet que ella utilizaba inspirada en el futbolista costeño y que además la hacía ver poco o nada femenina. Creo que se llamaba Patricia, pero en realidad no me importa, porque mi cabeza ya liberó ese espacio para darla cabida a nuevos y poderosos recuerdos. Recuerdo que estrenábamos televisores y circuito cerrado de televisión en aquella cárcel para hombres que presumía de principios católicos que nunca seguí pero siempre traté de respetar.

Prendimos la televisión y vimos la hecatombe- palabra que para la época sí tenía sentido-: Gente lanzándose por los aires, cadáveres de todas las nacionalidades en La Gran Manzana y nosotros aprendiendo de Pitágoras y de triángulos Isósceles. Lo que sí recuerdo es que hace 10 años ya tenía claro que la vida real sucedía fuera de las cuatro paredes de un aula o de cualquier espacio, que debía salir a pelear por lo mío y debía ser valiente.

El disco que tengo por cabeza tiene una facultad especial: primero era análogo y con el tiempo se ha vuelto óptico y digital. Si hace diez años deliraba escuchando chistes de doble sentido en Radioacktiva, hoy oigo radios culturales y enfocadas en adultos contemporáneos. Si hace diez años soñaba con trabajar en un medio de comunicación, hoy escribo estas letras desde mi oficina en el Outlet de Las Américas -un poderoso medio en el que he aprendido mucho-. Si hace diez años era un gato de basurero, hoy soy un gato oficinista que ya asume la vida y todo lo que traiga.

Por esa época no sabría cómo guardar registro de mi vida; de hecho, sabía que tenía buena ortografía y que era chistosito cuando hablaba, pero nunca me imaginé que aquel Dios que me dieron a conocer de niño y que a mis 13 años representaba autoritarismo y coerción, me tendría diez años después inspirando estas mismas letras bloggeras.

Como muchos de ustedes saben, oh amados caba-ñeros, odio el sentimentalismo barato y melcochudo de andar en los recuerdos. Pero no podía pasar por alto un día como hoy, día de septiembre en el que puedo reflexionar de lo mucho que falta por hacer y vivir. Ya nos veremos en algunas décadas futuristas, en las que prometo tener el disco listo para rellenarlo con personajes, rostros, situaciones y recuerdos que me embadurnen de lo nuevo y de lo mejor, que siempre vendrá cuando uno menos lo espera.

Twitter: @benditoavila

*No puedo irme sin recomendarles esta herramienta: , para que se den cuenta de cuántas burradas, estupideces, chistes, mentiras y verdades de a puño somos capaces de soltar, sin saber que esto nos perseguirá en el futuro.

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