lunes, 31 de marzo de 2014

Affair en La Habana

Cuando conté en Colombia que venía a estudiar guion a Cuba, no fueron pocos los que me advirtieron que tuviera cuidado con volverme guerrillero. Y los entiendo, hablar desde los prejuicios es más fácil que atreverse a investigar, o por supuesto a venir. A estas alturas del paseo lo he visto todo, aunque siento que todavía no sé nada de la vida, debe ser porque en un viaje no se resuelve toda la vida profesional, pero sí se modifica ostensiblemente la personal, la que a final de cuentas es la que importa.

La Habana es la ciudad más grande e importante de Cuba, y cuando uno la visita entiende por qué. Es mágica y tiene un aire a Cartagena mezclado con la Caracas con 22 de Bogotá. Huele a mar, tabaco, bronceador; suena a Willie Colón, pero también a Descemer Bueno (no miento, ha sonado mínimo unas 32 veces en menos de dos días); y tiene un hálito sensual que hace que sus visitantes y locales transpiren a su ritmo, un tanto más lento que el agitado de cualquier otra ciudad capital del planeta. Ese es el verdadero son cubano, una cadencia amorosa que se respira y nos pone a todos a volar.

Vista desde la casa particular en la que me quedé, en el famoso Vedado. Eran las 7 de la noche.

En bodegas como esta es que los cubanos acceden a reclamar su libreta de ración mensual, la cual les garantiza alimentos porcionados. Es la forma en que el Gobierno sostiene a sus civiles y complementa el salario mínimo, que son casi USD10

Guagua de Metrobús. Siempre abarrotadas y siempre económicas, pues se pagan 40 pesos cubanos, unos 1.8 centavos de dólar.

Hotel Habana Libre, antiguo Hilton. Está en la calle M con 23, frente al Teatro Yara y sobre La Rampa.

Julio Antonio Mella, Ernesto 'Ché' Guevara y Camilo Cienfuegos, grandes figuras de la Revolución que a estas alturas hacen parte del decorado citadino, bastante nutrido con propaganda política.

Es normal deslumbrarse con tanto carro antiguo, así como también ver a los populares Cocotaxis, que parecen cabina telefónica bogotana ochentera.

¿Qué fue primero, los churros o el vendedor? Momento íntimo entre el creador y su obra, en plena Avenida Paseo.

Teatro Nacional de Cuba. Nótese en la parte de abajo, una pareja en preámbulo romántico. Se respira amort caribeño.

Plaza de la Revolución. Wikipedia debería usar mi foto, porque para qué pero quedó perfecta, sin gente merodeando por ahí. Al lado está el monumento a Cienfuegos.

Los recorridos en carros antiguos son parte del aperitivo cubano. Naturalmente puede llegar a ser costoso, así que para todo se recomienda decir que no se es turista, sino estudiante.

Exactamente al frente queda el Monumento a José Martí, el cuál también funciona como museo.

Tumbas en el Cementerio Colón, otro lugar increíble para conocer.

Teatro Payret, clásico habanero frente a Capitolio. En medio de la calle se parquean los taxis oficiales, ilegales y turísticos, todos con apetito voraz de turista.

Tomarse una foto con una de estas negras cuesta entre 2 y 10 CUC; yo como soy tan arriesgado, les apunté sin menté, disparé y me salió gratis. Al fondo se puede ver la multitud de transeúntes en una tarde sabatina.

Leyenda de un taxi que parece el coro de un pregón salsero. Y sí que es un pensamiento dominante, encontrar un matrimonio por conveniencia y dejar la isla son dos sueños comunes.

El popular Floridita, el bar donde frecuentaba Ernest Hemingway, quien vivió muchos años en Cuba y, dicen, fue ahí donde empezó a escribir "El viejo y el mar". Aquí y en el Hotel Ambos Mundos.

Una pareja de cubanos nos dijo que había concierto gratis de Buena Vista Social Club. A sabiendas del engaño, decidimos seguirle la cuerda solo para dar con esta foto, en un restaurante sobre la Calle del Obispo al cual nos metió para ejercer como jinetero, esos que ganan comisión por traer clientes. Dimos las gracias y nos fuimos.

De las canciones de Celina y Reutilio aprendí cómo las deidades yorubas se mezclaron con las católicas para disfrazar de devoción religiosa la santería. Artesanías y decoración variada para el hogar.

Turistas y su guía en plena Habana Vieja, llegando a la Plaza de la Catedral. Este cuadro es recurrente en toda la ciudad.

Lectura del tarot en plena Plaza de la Catedral, al lado de una Iglesia católica y a pocas cuadras de una sinagoga. Cuba es así.

A los pocos segundos de haber tomado esta foto, una cofradía de extranjeros llegó a hacer de las suyas en La Bodeguita del medio, clásico turístico de La Habana Vieja. Adelante, unas matronas se hacen su agosto posando para turistas.

Literatura revolucionaria en el mercado de las pulgas que se improvisa cada fin de semana, en plena Plaza de Armas. Por ahí hay uno que otro ejemplar de Cien años de Soledad, de editorial y aspecto ochentero.

Castillo de la Real Fuerza, al lado del Malecón. Me sentí como en Cartagena y en Cafam Melgar al tiempo.

Una familia local descrestada con un crucero caribeño, en pleno Malecón. En realidad era muy bonito.

Esta turista con pinta de local posó para la cámara sin pedírselo. Plaza de San Francisco, al lado.

En La Habana Vieja, los perros callejeros son responsabilidad de ciertos sectores y edificios. Aquí P-9, de la oficina de historiador de La Habana.

Panorámica de La Habana desde el mirador de la cámara oscura. Abajo la Plaza Vieja.

La cámara oscura de La Habana, desde donde se capta La Habana Vieja en vivo. Imperdible.

Ensambles de son cubano, tan comunes en cada restaurante. Aquí un contrabajista zurdo y experimentado, totalmente admirable.

Cu-pop Art, toda una apropiación de El grito de Munch en versión habanera.

Una botella de cerveza rota en plena Calle del Obispo bastó para que llegara la policía a preservar el orden. Siempre pendientes de que los turistas no pensemos que están mal, ni reprimidos ni frustrados. Cómo no.

Es que entre ellos se respira cierta paranoia. Alguien contaba que la rigurosidad del sistema es tal que entre vecinos delatan cualquier irregularidad, como un turista quedándose en una casa que no tiene el permiso. La realidad del cubano promedio es complicada por donde se le vea.

Este cañón fue operado por Fidel Castro en 1961, cuando evitaron el desembarco en Bahía Cochinos. Está a la entrada del Museo de la Revolución, antiguo Palacio Presidencial.

Heladería Coppelia, clásico cubano en Vedado. Idea de Fidel, es un centro de esparcimiento donde los cubanos reciben helado gratis o comprable en Moneda Nacional, mientras que los extranjeros pagamos en CUC. Las filas se parecen a las de El Lugar de Su Presencia.

Particular encontrar esta leyenda en un billete de 3 CUC. No sé qué tan bueno sea, mucho más cuando el viaje agoniza y le falta tan sólo un día.

Malecón con el decorado de los hoteles y demás lugares cerca de Vedado. Habana Libre, Hotel Nacional, Aerolínea Cubana, et al.

En La Fortaleza de San Carlos de la Cabaña se realiza todas las noches, a las 9pm, la ceremonia del cañonazo. Es casi que visita obligada, debido a su tradición e importancia.

En La Habana, y en general en Cuba, dan como ganas de enamorarse. A estas alturas, y después de ver el amor y el deseo aflorar en quienes me rodean, creo que es hora de empacar la maleta y regresar, porque ni el roquero más experimentado se atreve a vivir de gira, sería una vida inaguantable a decir verdad. Ya cumplí la meta y me verán volver, recargado y como el héroe que retorna del mundo extraordinario, con el elixir en la maleta y un sistema mental realterado, pero sin affair aparente más que con las películas, los aviones y Latinoamérica en general.


viernes, 28 de marzo de 2014

¿Qué pasaría si Dios cumpliera todas nuestras oraciones, por estúpidas que fueran?

Sin duda, el mundo se iría para la física y pura porra, esa que queda a media cuadra de la ñoña y como a 20 minutos en carro de la que empieza con eme. De solo pensarlo, primero da como risa nerviosa, porque eso de tener rendidas a todas las mujeres del universo a los pies de uno sería delicioso, pero si Miss Universo pide fumigar a los latin lovers de bigote, ahí ya habría conflicto, porque nadie puede ser latin lover muerto, a menos que sea Erick Estrada, pero como no está muerto tocaría matarlo, además porque no tiene bigote, y así.

Cuando Bruce Nolan asumió las responsabilidades de Dios, en la película Bruce Almighty, dio unas pinceladas de lo caótico que sería que todo fuera un sí y un ya sin siquiera un amén. El mundo entero funciona bajo un orden, y como dicen las mamás, hay cosas que uno no entiende y es “porque el Señor así lo quiso”. ¿El señor Burns? ¿El señor policía? ¿El señor de los anillos? No se sabe.

Esto es físicamente aterrador, porque haciendo el ejercicio literal de reflexionar en todo lo que queremos en un día, nos damos cuenta de lo incoherentes que somos los humanos. Según el Instituto Tecnológico de Encuestas de Chapinero, ChapiNumberTech, al día pedimos más de dos millones cuatrocientos mil setecientos veinte y medio de cosas, muchas de ellas innecesarias, pero como las acaba de comprar el vecino, o como las vimos en rebaja, no nos podemos quedar atrás.

Otras son asesinas. Queremos que se abra el tipo que nos clavó la axila en la nariz en Transmilenio, pero si se abriera habría mucha sangre y tripas en los zapatos, y algún niño lloraría, y como seguramente pediríamos que se callara, el niño quedaría tendido en el suelo además con la boca cosida con hilos de oro.

Le clamamos al cielo que se acabe el colegio para poder crecer y entrar a la universidad, y cuando estamos en los primeros semestres extrañamos la camaradería y comodidad escolar. Después pedimos un buen trabajo para tener dinero, pero cuando las responsabilidades y la explotación oficinista nos abrocha lloramos para volver a la libertad universitaria.

Sufrimos amando en silencio a alguien que tal vez nunca lo sabrá y que además ama a otro, pero después de que como por arte de mafia logramos conquistarle, con la ayuda de algún sicario que dé de baja al íncubo que la tenía ciega, lloramos porque la princesa también tiene verrugas y por ciegos no vimos que no todo lo que es oro brilla, entre esas el dejar de ser soltero.

Lo chévere es que Dios simplemente se ríe cuando alguien trata de hacerle pataleta para torcerle Su celestial brazo. A diferencia de lo que muchos creen, no es un viejo de espesa barba que además de huraño es vago y anda merodeando en busca de pecadores incautos. La creación es muy basta y lo mantiene suficientemente ocupado como para estarse fijando en lentejas como nosotros, por eso tomó la decisión de darnos el libre albedrío, uno de esos regalos que cuando se destapan no se sabe qué cara poner porque ni se sabe cómo se usa, como la decencia y los maridos, diría la Chilindrina.

Si las cosas fueran como uno quisiera, uno no quisiera nada. Dios sabía eso, por eso hizo un mundo imperfecto, primero para que lo arreglemos, pero también para que disfrutemos de entender que hay cosas por las cuales hay que luchar, que si no se da a la primera, ni a la tercera ni a la quincuagésimo quinta es momento de preguntarse si hay que insistir, porque finalmente todo se basa en las decisiones tomadas, no en los rezos caprichosos.

Publicado completo en la Revista Mallpocket de Marzo de 2014

lunes, 24 de marzo de 2014

Cuba libre

Venir a Cuba es adentrarse en un viaje al pasado, donde la realidad permanece anquilosada en el recuerdo y en una revolución que ha congelado la vida de sus civiles. Como no voy a entrar a hablar ni a favor ni en contra del sistema económico y social, tan solo diré que en Cuba no hay pobreza, porque todos los ciudadanos tiene acceso a su libreta de ración mensual que les garantiza alimentos porcionados; pero sí hay miserableza, mezclada con la tristeza propia de no poder aspirar a tener más debido a los bloqueos económicos y la incapacidad de salir de la isla. Aquí un poco de la Cuba libre, la misma que no se bebe en forma de coctel.

Teatro Riviera, en Vedado, La Habana. Naturalmente, las películas y shows no son hollywoodenses.

Se dice que se puede saber qué clase de persona es usted dependiendo del sabor de helado que pida. Un clásico del cine cubano.

EICTV en San Antonio de los Baños, un microcosmos dentro de Cuba en el que vivimos, comemos, soñamos y pensamos diferente al estilo de vida cubano promedio.

Camino de palmeras que conecta la EICTV con la carretera a San Antonio de los Baños, el pueblo que está a escasos 6 kilómetros.

En la Escuela todo es diferente a Cuba: comemos mucho, con menú local con presupuesto de internacional.

Ranchón en pleno rodaje. A su lado el camión de backing y demás utilería.

De la nada, este señor nos invitó a su casa una tarde de martes. Como vivo tan prevenido (no me culpen, vivo en Bogotá), tomé esta foto por si algo malo me pasaba, cosa que por supuesto fue un temor infundado y el inicio de una buena experiencia.

Atardecer en Bauta, en una carretera sin luz artificial pero con un cielo memorable.

Niño jugando fútbol en pleno Barrio textil.

El Mohán en versión cubana. Barrio textil.

San Antonio de los Baños, el pueblo. Los estudiantes podemos visitarlo los miércoles a mediodía para hacer compras y cambiar plata.

 Plaza central de San Antonio, tan latina y cercana como la de Melgar.

A Cuba se viene a tomar Havana Club y Bucanero, fumar Cohiba y turistear con fines eróticos. Como no practico nada de esto, me resigno a beber agua y escribir. Ciego Montero, la marca oficial.

Se va la guagua, a tiempo como siempre, porque aquí en la EICTV la puntualidad es enfermiza, algo que no les gusta a los latinos promedio, pero sí a los que se creen de mejor familia como yo.

Es prácticamente incontable la figura del Ché Guevara en la isla. Camisetas, llaveros y vallas son decorado natural para el ojo.

Viñales, en Pinar del Río, es un pueblo maravilloso donde se puede vivir en casas particulares, además de conocer lugares poco turísticos. Desde ahí se pueden visitar los cayos Levisa, María la gorda y Jutías.

Grandes paisajes de Viñales.

Las casas particulares son parte del sistema turístico, razón por la cual para poder ofrecer el servicio, los cubanos deben tener un permiso del Gobierno y pagar un impuesto por eso. Aquí mi pasaporte y visa sometidos a inscripción.

Es común ver ropa colgada secándose en las fachadas, casi como un decorado añadido adrede para ocultar lo roído y desgastado de las edificaciones.

Cuba es territorio que mezcla deidades caribeñas, antillanas y españolas. Lo yoruba se ocultó detrás del catolicismo, y las tradiciones viven hasta hoy en la isla. Aquí una ofrenda a una deidad, justo al lado del cuarto en el que dormí.

Es normal movilizarse en camiones y taxis ilegales, sin ningún riesgo ni problema aparente más que ir cómodo.

Llegando a la Cueva del Indio, un caballo sin nombre. Solo pude pensar en Breaking Bad y en esta canción.

Si existió Napoleón, y en Colombia también tenemos nuestros propios mesías, ¿por qué no alentar a personajes como este excombatiente revolucionario? Una ternura.

Foto tomada en una carreta campesina. La mano es de un señor colaborador que se ofreció para aliviarnos la travesía por Pinar del Río. El lomo es el de María Antonia, un caballo con nombre femenino.

"Si te gusta, tráeme un Audi y te lo cambio", dijo el cubano cuando me vio tomando esta foto. La verdad es que son carros maravillosos lo que se ven en Cuba.

La tierra prometida: Cayo Jutías, situado en el Archipiélago de los colorados, en Santa Lucía, Minas de Matahambre.

Con los pies en el agua y en la arena.

La gente de la Escuela me tomó esta foto. Creo que quedé muy bien.

Así sueño vivir en mi retiro. Por ahora lo disfruto, ya que estar desempleado es una especie de retiro forzoso del cual no me quiero ocupar hasta que aterrice en Colombia, mental y físicamente. Pero si saben de algo, busco trabajo. Escribo, leo, redacto y tuiteo.