viernes, 23 de septiembre de 2011

Fiebre de padre I

Como diría El Joe: "He vuelto, lleno de cariño". Eso sí, sin ganas de amarlos más, porque ya los amo mucho sin conocerlos. ¿Si ven que he vuelto con el corazón henchido de amor? Es que esta ausencia bloggera, estas vacaciones de La Fiebre me han transformado en un ser de luz más puro e inofensivo que una mota de algodón. Me he rehabilitado de mis mil neurosis gracias al Prozac, los narcóticos musicales y el arequipe, pero tranquilos: el efecto se me acabará seguramente en menos de 3 horas.

En realidad vengo calmado es porque hoy se celebra una fecha importante en mi vida, el aniversario de dos hechos cruciales que me llevaron a pensar sobre la vida, el futuro y lo que habría de venir. Hace un año me quedé sin trabajo, tal vez por eso fue que se concretó el atentado que dio de baja al 'Mono Jojoy'. No quisiera cantar lo que Domínguez tanto pregonaba, pero ¡qué carajo! Hoy es día de echar Maizena, repartir tiros al aire y despilfarrar plata en una piscina de champi, porque no alcanza para más.

Hace un año, en medio del forzoso descanso de no haberme graduado ni haber concretado nada aparentemente grande en la vida, decidí abrir esta tienda a la que más adelante llamaría 'Hijo', pues la idea era alimentarlo, cuidarlo, maleducarlo y dejarlo como registro escrito para que mis hijos carnales -o sea de carne-, vieran que su padre fue un lacayo del imperio antes de heredar la espada de Maestro Jedi.

Como soy tan chocoloco y aventurero -además de imprudente, sanguíneo y gran cochambrero-, voy a citarme a mí mismo y traeré a colación la premisa básica de este blog, publicada exactamente hace un año desde mi casa en un receso de lavar la losa y oír a Gustavo Gómez hablar de lo mal enrollado que quedó el 'Mono jojoy' cuando le dieron chorizo.

"Se abre "La fiebre de las cabañas", en honor a ese trastorno psiquiátrico caracterizado por una percepción híbrida de la realidad y la fantasía. Todo producido por el asilamiento, porque ahora las hojas de vida no se entregan en físico sino todo por correo, entonces para qué salir. Lo curioso es que parte de los síntomas ya los padecía antes de que se me acabara el contrato laboral: ideación persecutoria, hostilidad, intransigencia y actitud beligerante. En realidad no estoy tan mal."

Hoy, después de no un año sino varios meses, volveré a ver a mi papá. Qué curioso que sea el día del cumpleaños de mi hijo intelectual, quien seguramente recibirá las primicias de lo que suceda en este almuerzo, en el que espero no me de mucha Fiebre.

@benditoavila

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