lunes, 24 de marzo de 2014

Cuba libre

Venir a Cuba es adentrarse en un viaje al pasado, donde la realidad permanece anquilosada en el recuerdo y en una revolución que ha congelado la vida de sus civiles. Como no voy a entrar a hablar ni a favor ni en contra del sistema económico y social, tan solo diré que en Cuba no hay pobreza, porque todos los ciudadanos tiene acceso a su libreta de ración mensual que les garantiza alimentos porcionados; pero sí hay miserableza, mezclada con la tristeza propia de no poder aspirar a tener más debido a los bloqueos económicos y la incapacidad de salir de la isla. Aquí un poco de la Cuba libre, la misma que no se bebe en forma de coctel.

Teatro Riviera, en Vedado, La Habana. Naturalmente, las películas y shows no son hollywoodenses.

Se dice que se puede saber qué clase de persona es usted dependiendo del sabor de helado que pida. Un clásico del cine cubano.

EICTV en San Antonio de los Baños, un microcosmos dentro de Cuba en el que vivimos, comemos, soñamos y pensamos diferente al estilo de vida cubano promedio.

Camino de palmeras que conecta la EICTV con la carretera a San Antonio de los Baños, el pueblo que está a escasos 6 kilómetros.

En la Escuela todo es diferente a Cuba: comemos mucho, con menú local con presupuesto de internacional.

Ranchón en pleno rodaje. A su lado el camión de backing y demás utilería.

De la nada, este señor nos invitó a su casa una tarde de martes. Como vivo tan prevenido (no me culpen, vivo en Bogotá), tomé esta foto por si algo malo me pasaba, cosa que por supuesto fue un temor infundado y el inicio de una buena experiencia.

Atardecer en Bauta, en una carretera sin luz artificial pero con un cielo memorable.

Niño jugando fútbol en pleno Barrio textil.

El Mohán en versión cubana. Barrio textil.

San Antonio de los Baños, el pueblo. Los estudiantes podemos visitarlo los miércoles a mediodía para hacer compras y cambiar plata.

 Plaza central de San Antonio, tan latina y cercana como la de Melgar.

A Cuba se viene a tomar Havana Club y Bucanero, fumar Cohiba y turistear con fines eróticos. Como no practico nada de esto, me resigno a beber agua y escribir. Ciego Montero, la marca oficial.

Se va la guagua, a tiempo como siempre, porque aquí en la EICTV la puntualidad es enfermiza, algo que no les gusta a los latinos promedio, pero sí a los que se creen de mejor familia como yo.

Es prácticamente incontable la figura del Ché Guevara en la isla. Camisetas, llaveros y vallas son decorado natural para el ojo.

Viñales, en Pinar del Río, es un pueblo maravilloso donde se puede vivir en casas particulares, además de conocer lugares poco turísticos. Desde ahí se pueden visitar los cayos Levisa, María la gorda y Jutías.

Grandes paisajes de Viñales.

Las casas particulares son parte del sistema turístico, razón por la cual para poder ofrecer el servicio, los cubanos deben tener un permiso del Gobierno y pagar un impuesto por eso. Aquí mi pasaporte y visa sometidos a inscripción.

Es común ver ropa colgada secándose en las fachadas, casi como un decorado añadido adrede para ocultar lo roído y desgastado de las edificaciones.

Cuba es territorio que mezcla deidades caribeñas, antillanas y españolas. Lo yoruba se ocultó detrás del catolicismo, y las tradiciones viven hasta hoy en la isla. Aquí una ofrenda a una deidad, justo al lado del cuarto en el que dormí.

Es normal movilizarse en camiones y taxis ilegales, sin ningún riesgo ni problema aparente más que ir cómodo.

Llegando a la Cueva del Indio, un caballo sin nombre. Solo pude pensar en Breaking Bad y en esta canción.

Si existió Napoleón, y en Colombia también tenemos nuestros propios mesías, ¿por qué no alentar a personajes como este excombatiente revolucionario? Una ternura.

Foto tomada en una carreta campesina. La mano es de un señor colaborador que se ofreció para aliviarnos la travesía por Pinar del Río. El lomo es el de María Antonia, un caballo con nombre femenino.

"Si te gusta, tráeme un Audi y te lo cambio", dijo el cubano cuando me vio tomando esta foto. La verdad es que son carros maravillosos lo que se ven en Cuba.

La tierra prometida: Cayo Jutías, situado en el Archipiélago de los colorados, en Santa Lucía, Minas de Matahambre.

Con los pies en el agua y en la arena.

La gente de la Escuela me tomó esta foto. Creo que quedé muy bien.

Así sueño vivir en mi retiro. Por ahora lo disfruto, ya que estar desempleado es una especie de retiro forzoso del cual no me quiero ocupar hasta que aterrice en Colombia, mental y físicamente. Pero si saben de algo, busco trabajo. Escribo, leo, redacto y tuiteo.

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