viernes, 15 de noviembre de 2013

La gran V

En este mundo todo está al revés. La policía acompaña a Justin Bieber a grafitear libremente por Bogotá, mientras hace un par de años la misma institución acribillaba a Diego Felipe Becerra dizque como medida preventiva. Aman el reggaetón y a los vampiros, pero se burlan de quien toma la decisión de ahorrar y estudiar. Lo último que me llamó la atención fue que un concejal cristiano empezó una campaña a favor de la virginidad en los jóvenes, con el hashtag #VirginidadSí. Ahora es casi que prerrequisito para todo tuitero burlarse de él y trollearlo.

Tengo que decir que este señor no me representa del todo, porque si algo me fastidia del cristianismo son los cristianos, como decía Gandhi. Sigo a Jesús, reconozco que comparto muchos puntos de pensamiento con Marco Fidel Ramírez, pero no voy con la manera en que promueve valores y moralidad, porque para mí es realmente algo fastidiosa su manera quisquillosa de no aprender a comunicarse, aunque insisto en que en su discurso hay algunas verdades a decantar.

Está claro que a la gente no le gusta que le digan la verdad, ni en la cara, ni en pantalla, ni de ninguna forma. Nos encanta habitar en nuestras zonas de comodidad porque eso nos implica no movernos de a mucho, menos en cuanto a ideas se refiere. Vivimos en una era donde el respeto es tan mutuo, que cualquier discurso es válido, pero cuando un cristiano se levanta a decir no lo que piensa, sino lo que dice la Biblia, es juzgado severamente, puesto en la palestra pública como el peor de los retrógrados bufones.

Eso es agotador. Si la gente quiere que se le respete su vida, ¿por qué no respetarán al otro? Uno de cristiano se trasnocha porque el otro no haga cosas que lo alejen del diseño original, pero llega un punto en que se aprende a respetar las decisiones diversas de las personas. Tengo amigos y hasta familiares gais a los que amo profundamente. No los juzgo, aunque por mi moralidad no esté de acuerdo con muchas de las decisiones que toman. Entrar a convencerlos con argumentos de que están errados les daría el derecho de hacer lo mismo conmigo, por eso prefiero ahorrarme la discusión bizantina y decirles que Dios los ama y ya. Mi punto es que es interesante ver cómo un tema tan casual como la virginidad, o la gran V, entra en boga y nos pone a hablar de ideas acerca del sexo y el matrimonio.

La cultura cristiana es el revés del mundo. Aquí la gente no alardea de los muchos encuentros sexuales que ha tenido, sino de haberse cuidado el kilometraje en lo posible. Vayan ustedes a una reunión de cristianos para que vean que somos gente especializada en comer, interactuar con juegos de mesa y hablar del matrimonio. Somos una raza alienígena que cree en esa idea de querer cimentar una familia para toda la vida, y por lo tanto se toma la decisión personal de consagrarse el toche para que no lo apuñalen. Brusco pero cierto.

La virginidad vuelve a estar de moda, vuelve a ser Trending Topic, todo por un fanático bulloso de esos que espantan al promedio de seres humanos. Pero el resto de cristianos permanecemos ahí, vírgenes de opinión y criterio, pasando de agache con un tema donde se nos van a burlar, pero estaría bien aprovechar para compartir del amor que acepta con o sin recorrido, con la gracia que todo lo llena, con el poder de un sueño y una visión por la que vale la pena esperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario