martes, 10 de septiembre de 2013

Gaslighting

Ya perdí la cuenta de las veces en que he dicho que no me gustan los hippies. Voy en contra de sus manifiestos mugrosos, su vida harapienta y su voz fingida; pero sobretodo detesto esa contingencia rendida, típica actitud perdedora que esconde la pereza y el miedo en frases piadosas como Será será, relajemos el pony, o en el mejor (o peor) de los casos, la versión cristiana: Lo que Dios quiera.

Esa falsa humildad me saca de quicio, porque yo mismo la he utilizado para esconder que soy tan buen ser humano, tan colombiano de bien, que sólo espero lo que el Creador me tenga y estoy dispuesto a aceptarlo pase lo que pase. Nada más falso que eso. A decir verdad, somos egoístas y no tenemos ni idea de lo que queremos, ¿por qué entonces le vamos a botar la pelota a Dios para que él decida? ¿Será que es eso lo que le convencerá de darnos esa persona, trabajo, sueldo y hasta talento soñado? ¿Un voto interno e incendiario reemplazará un clamor honesto?

Creo que Dios quiere lo mejor, pero mi responsabilidad está en buscar qué es lo mejor para mí. Por eso me mama ver cuando los hippies sin ruana (la ruana ahora es del gadget del hipster indignado) promulgan que al no encontrar lo suyo aquí, lo mejor será buscarlo allá, al otro lado del charco, donde supuestamente el pasto es más verde y fresco, donde las hortalizas crecen más y el agua también moja, pero mucho mejor.

Mi problema no son los viajes, de hecho agarrar un avión y largarse es una de las cosas que más amo de la vida. Simplemente creo que los viajes no son buenos ni malos, porque son las personas quienes toman la decisión de hacerlos en el momento inadecuado. Hay viajes buenos y viajes malos, pero todo depende del momento mental y espiritual en que el pasajero compre el tiquete y sobre todo, pensando en qué lo hace: conocer, estudiar, huir de la exnovia que insiste en rechazarlo o sencillamente debutar como kamikaze.

Pero peor que los hippies cristianoides, son esos chocolocos que salen a eventos como The Color Run, una explosión de alegría que ojalá se viera desde el espacio, para que en una invasión alienígena sean estos espolvoreados los primeros en ser dados de baja por el poder de un láser reductor. Yo la verdad no le veo gracia a salir corriendo por la calle a una maratón donde lo que menos se hace es correr, como si embadurnándose en pintura y gritando como gomela en discoteca por cinco kilómetros me fuera a hacer mejor persona. Es tan inservible como el Harlem Shake, solo que este es ambientalmente más cochino.

Quiéralo Dios o no, esto no es una técnica de gaslighting. Aquí nadie va a hacerles creer que están locos, que nada está pasando, que no se les está agrediendo y que están exagerando porque sí. Lo cierto es que en días como hoy me siento superior y con ausencia de misericordia con esos que se dejan llevar por la corriente, aquellos que pierden el discernimiento y de paso la decencia al dárselas de loquillos. Tampoco estoy para tolerar a esos que antes de enfrentar prefieren huir, pues en el fondo me hacen el favor de dejar la cancha lista y perder por W mientras me corono como el campeón emérito de una lucha que pensé sería más interesante.

No en vano, Carl Sagan decía que el miedo parte de la ignorancia. Por eso es que huímos, porque desconocemos a Dios y a nosotros mismos, porque no sabemos ni lo que él quiere y tras del hecho salimos a deberle. Hoy no les traigo amor, ni paz, ni buenos deseos. Hoy no tengo comedia que aguante la satisfacción de haber triunfado ante los hippies y harinosos, porque así lo quiso Dios.

3 comentarios:

  1. Tengo que reconocer que es un articulo muy interesante que expresa una opinión critica frente a la actitud pasiva de algunos cristianos, pero no puedo dejar de replicar cuando se trata de abogar por aquellos que como yo hemos pasado por situaciones muy fuertes en la vida y que en algún momento tuvimos que reconocer que en nuestras fuerzas no encontrábamos la salida. Eso no implica ser cobardes o tener una actitud autocompasiva, al contrario, se necesita mucho valor al tener que pedir ayuda. Por eso se vale tener miedo o hasta hacer el ridículo en una carrera de 5 km, que importa lo que piensen los demás, si de lo que se trata es encontrar la verdad para ser libres. Aveces perdernos es la mejor manera de encontrarnos, con esto no estoy justificando las malas decisiones, pero siempre de los errores aprendemos. No se trata de ser chocolocos, pero que importa lo que piensen los demás si queremos participar en el color run o hacer un viaje. Aveces en la vida nos sabemos que queremos, pero hasta a la gente mas brillante le pasa, de hecho le pasa todo el tiempo, para nadie es un secreto que los genios generalmente son personas solitarias.Acá lo importante es encontrar las respuestas, no somos perfectos y en el camino seguramente nos llamaran ridículos y se cometerán errores, entonces categorizar a las personas de hippies cristianoides se sale de contexto.

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  2. Totalmente de acuerdo con Nana, con la excepción de que este es un articulo muy interesante. Me parece que el autor intenta mostrarse directo y me atrevería a decir que un poco rudo con su opinión, sin embargo cae en lo mismo de siempre, me refiero a esos cristianitos que me gusta llamar "rosaditos" que critican todo y rara vez están de acuerdo con algo.

    Y me refiero especificamente a lo que dice con respecto a the color run (al cual no pude asistir por cuestiones de tiempo), ya que aparte de no dar ni siquiera un argumento válido de por que lo considera un evento para hippies cristianoides y chocolocos, si se atreve a llamarlo Harlem Shake ambientalmente más cochino.
    Aqui escribiré un fragmento de una entrada que vi el día de ayer, por cierto muy bien argumentada y digna del tiempo que le dedique:
    "...Este primero va dirigido a Uds, todos aquellos que asisten a mi misma iglesia y que aún así se indignan por el evento argumentando la contaminación: ¿no les genera la misma indignación el hecho de ver cada oración, cultos de miércoles, sábados y domingos (siendo un total de 12 eventos semanales) un numero de 48 pantallas prendidas a la espalda del predicador, de las cuales 24 son destinadas a una imagen bonita y las otras 24 para qué la imagen del predicador se vea claramente? ¿no han pensado en el aire acondicionado que se necesita para llevar a cabo el evento y que en el auditorio no nos sofoquemos por tener a más de 2000 encerradas saltado y bailando?. Y en definitiva desconozco la situación en spk, en el over, en el lobby, en VIP, el coffe, en fin..."

    Le recomiendo que lo busque, ya que todo el escrito en si es bastante interesante y reitero muy bien argumentado.
    Concluyo diciendo que se de varios (líderes y personas de influencia en la iglesia, así como usted) que también asistieron al evento, me pregunto: ¿eso también los convierte en hippies cristianoides y chocolocos?
    En fin, espero en una próxima ocasión piense un poco más antes de escribir (y de ofender a sus iguales, superiores u ovejas), y tampoco le haría mal argumentar bien sus ideas.
    Me despido esperando que mañana sean menos los "rosaditos". Bendiciones

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