viernes, 13 de abril de 2012

Desteñido

Hace algún tiempo encontré que un grupo de solteras -cuyas identidades gracias a Cristo desconozco- tomaron fotos de algunas parejas de noviazgo o matrimonios e hicieron una suerte de meme: las pusieron en collage chicludo con una leyenda: (sic) "Estas son las muestras claras de que los Príncipes azules si existen... Jesús lo hizo posible" y al final remataron con otra perla, esta también de gran valor: (sic) "Espero seguir llenando de bendiciones este cuadro... se que así va a hacer".

Si ser un príncipe azul es parecer al concepto de lo que muchas personas creen que debe ser un hombre, prefiero tomarme un tarrado completo de varsol y acompañarlo con una llamarada Moe. A mí me fastidian los príncipes azules, porque si hay algo que ha deformado a los hombres, y mucho más a los cristianos, es esa visión infantil de creer que un hombre debe ser políticamente correcto y encajable para una mujer. Los cristianos estamos jodidos por vendernos como una versión blanda y placentera de un Jesús que a gritos pide se le conozca como hombre.

Seamos honestos: estas epifanías donde nos pintan como expertos domadores de caballos, galanes con olor a bosque y actitud blandita son producto de la ficción y de los papás, quienes se le tiraron las percepciones del sexo opuesto a sus hijas. Ahora ellas están solteras y usan las redes sociales para autoconmiserarse y hasta sostener que son solteras "porque es la voluntad del Señor". Con todo respeto, pero no hay nada más frustrante que ver a un cristiano infeliz, mucho más si reduce su concepción de la estabilidad emocional a esperar a una persona idónea como la tabla de salvación.

Las mujeres deben saber que los hombres de verdad no presumimos en público de lo que Dios nos ha dado en secreto. Tú, niña que estás leyendo, aprende de una buena vez que un hombre no te va a llevar al cielo, así te esté haciendo ver estrellas. Un hombre de verdad es gamín y hasta patán por excelencia, porque si fuera tan ligero como tú no podría protegerte. Lo curioso es que te atrae que este gañán sea como es, porque en el fondo quisieras poder corregirlo mientras él te sigue haciendo reír en exclusiva.

La verdad es que ya está dicho: el príncipe azul se destiñe con la primera lavada. Entonces dejen de ser tan ilusas y piensen que si tienen al lado a un hombre que se está mostrando como es, que no usa a Dios como herramienta de conquista, ni mucho menos les presume de lo mucho que lo conocen, es tiempo de pensar en que están ante un hombre en potencia. Un ñero que no les va a salir con sorpresas cuando estén casadas con él y ahí sí se pregunten: -¿Dónde está el hombre de la casa?


@benditoavila

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