martes, 4 de octubre de 2011

Desde la letrina

Escribo y reescribo, pero siempre que tengo una idea bien redactada la borro sin piedad. Le doy Shift+Inicio y luego Supr para erradicarla por completo, porque algo me dice que esa idea o es muy estúpida o todavía no está en momento de plasmarse. A veces ir en cronograma de avanzada hace que a uno se le ocurran cosas que van a funcionar en épocas futuras, pero que en presente le pueden costar la cabeza y hasta el prestigio.

Lo acabo de hacer otra vez. Estaba escribiendo del futuro, de cómo este blog a veces agarra un aire tan hippie (jopo) que hasta yo mismo prefiero evitar escribir. Cuando lo vi tan mamerto, decidí sombrear las letras, esta vez con el mouse y borrar de un solo zarpazo cualquier letra que quedó con olor a letrina. Ese sería un trabajo ideal: borrarle las letras a más de uno que las usa para crear bobadas que nunca debieron existir.

Me acuerdo que en 1996 existía un increíble concurso televisivo presentador por el gran Pacheco, llamado 'Quiere Cacao' . En dicho show, Pacheco alternaba con una lora verde de amplia jeringonza que respondía al nombre de Mamola. Ambos se apoyaban en las vanguardistas animaciones que para la época hacían las delicias de chicos y grandes en la televisión colombiana. En 'Quiere Cacao', todos le pedían letras a Pacheco para completar frases y así ganarse el acumulado de hasta 50 millones de pesos, una fortuna si tenemos en cuenta que en esa época el país estaba en un descenso vertiginoso hacia el abismo económico. Pero yo, a los ocho años, solo pensaba en qué me traería el futuro y en lo incompetentes que podían llegar a ser ciertos concursantes.

Son días de letras, de plasmar vivencias y creencias para que cuando se me caigan los brazos pueda recordarlas y sincronizarme de nuevo. Le tengo miedo a olvidar lo que he aprendido, a que un día me las dé de cavernícola y me queme por jugar con fuego enemigo, como si las mil experiencias propias y ajenas no me hubieran enseñado nada. Hoy dejo plasmado delante de ustedes, oh amados caba-ñeros, que han sido diez meses de constantes cambios que seguramente me llevarán en el futuro a recordar que detrás de estas letras agrias y algo agónicas, venía un proceso y una respuesta divina que me mostraría que lo mejor no llega antes de tiempo y que todo sirve para algo.

COLOFÓN: Me sorprende gratamente ver que se incrementó el número de lectores de este hijo querido. No puedo terminar sin saludarlos y aclararles que La Fiebre es un gran chiste interno, pero que como a los hijos, uno los quiere así sean bobos o aficionados a Shakira.

@benditoavila

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