miércoles, 24 de noviembre de 2010

Perropunk y Freelance!

Tras varios meses sin un trabajo digno (más que personajes esporádicos para cortometrajes universitarios), ahora ya tengo trabajo. Haré de freelance otra vez, elemento que parece perseguir a quien acaba de emanciparse de la academia. Uno podría salir con una sarta de incongruencias, maldecir y asesinar por no estar dentro de una gran cadena de medios, pero estoy feliz. Lucho por cultivar mi intelecto y no caer en adefesios como las entrevistas de Pacho Santos en RCN Radio.

Ahora trabajo en el futuro. Dedico mis días a navegar en Internet y a plagiar noticias para un portal de entretenimiento. No tengo computador propio así que me tocó trastear la laptop para no desentonar con los compañeros diseñadores y artistas con quienes comparto cubículo en la Avenida Suba. El blog se ha vuelto un almanaque Bristol, y me las he dado de chistoso hablando del Reinado y del Hell-o-win como cualquier pelandusco pudo haberlo hecho. Es como burlarse del gordo o del tarado, o como burlarse de Ricardo Arjona.

Como estoy en proceso de renovar material, trato de ocuparme en el trabajo, porque la verdad no he hecho un carajo. Me la paso revisando el correo, para luego darle F5 y ver si algo nuevo ha pasado tras 5 segundos de haber revisado. Quisiera desconectarme de las noticias, de la farándula y de las redes sociales pero tal parece que ahora voy a vivir de eso. Es ahí cuando reviso a mi olvidado hijo y pienso que no quisiera que le pasara lo que me pasa a mí: que mi propio padre se aleje y lloriquee porque mis hermanos y yo no le aplaudimos que tenga amante. Las cosas como son, señores.

Es decir, sigo siendo el mismo Perropunk que parece George Costanza, pero ahora en versión Freelance. Vengo a trabajar, saludo a todo el mundo como una manera de 'marcar tarjeta', pero en realidad no hago nada: me siento a escuchar música, imaginar cómo proteger la laptop de la gotera que tengo en mi sitio de trabajo, tirar risa en el chat de gmail y ver pasar las horas para poder irme a cocinar el almuerzo de mañana.

Me voy porque se vino la gotera.

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