jueves, 26 de marzo de 2015

De lado y lado

Hace algunos años, cuando estaba en el colegio, recuerdo que la desaparecida Comisión Nacional de Televisión colombiana sacó una propaganda donde dos niños se enfrentaban porque en una estructura de cubos con letras, uno leía en una cara “casa” y la otra “taza”, dando lugar a una discusión que se acababa cuando cambiaban de lado, y leían la perspectiva del otro para darse cuenta de que ambos tenían la razón.

Me gusta que la gente pelee por lo suyo, sobre todo cuando de creencias y principios se trata. Pero francamente, a mí sí me cansa escuchar a un chovinista chibchombiano. Ellos, los mismos que se tocan porque nos relacionan con Pablo Escobar, o porque nos hacen memes cocainómanos, generalmente reaccionan con tal grado de violencia y predisposición que pareciera confirmar la inestabilidad de su identidad, como si las declaraciones de alguien pusieran en tela de juicio lo que en realidad somos.

Por un lado están los indignados contra Starbucks, Miss Universo y cuanta cosa nos frivolice la vida desde el exterior; pero en el otro extremo tenemos a los fanboys vendepatria que sienten que no nacieron en este “platanal”, que se avergüenzan de haber sido criados a punta de Aguadepanela y hasta niegan haber celebrado el anulado gol de Yepes en el Mundial de Brasil. Son los que se sienten víctimas del injusto destino que no les dio apellido con ascendencia italiana sino muisca.

¿Migrar o emigrar? Esa no es la cuestión, o por lo menos no del todo, muchos menos sin meter en esta colada a los inmigrantes, aquellos foráneos que visitan esta tierra consagrada al Sagrado Corazón y encuentran una magia que los motiva a querer quedarse. De eso dan fe miles de historias de extranjeros que, voluntaria o casualmente, dieron con Colombia y la convirtieron en su morada regular de negocios, amores y pasiones.

Lo complejo del asunto es que en Colombia vivimos en la polaridad extrema, y nos encanta tomar partidos a lado y lado sin permitirnos descubrir que muchos de los problemas de la humanidad se basan en no entender que somos diferentes, y como tal tenemos distintas perspectivas de ver la vida que no estamos obligados a embuir en el otro, que menos mal piensa distinto. Además, las realidades afuera son distintas y cambiantes, y esto sólo lo entienden quienes han agarrado sus chiros y se han ido, y es peligroso hablar de lo que uno no conoce.

No haremos de esta edición de MALLPOCKET ningún panfleto nacionalista o malinchista; pero sí buscamos resaltar que este país tiene tantas opciones como personas, y que si para algunos de afuera es el lugar ideal, debe ser porque hay algo que los de adentro no hemos logrado descrifrar.

Así como en la propaganda, todo es cuestión de perspectiva, y todo universitario debe tener claro que en sus hombros recae la responsabilidad de escoger dónde y con quiénes estar. Eso sí, sin olvidar los orígenes para recordar los futuros, porque de lado y lado del charco, lo que importa es seguir siendo persona.


Publicado en la edición de Marzo de 2015 de la Revista Mallpocket

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