lunes, 16 de septiembre de 2013

Famosos anónimos 2

Hace mucho tiempo confesé que colecciono cosas, entre ellas fotos que me encuentro en la calle con las que adorno mi cubículo oficinista en un cuadro honorífico llamado Famosos anónimos. Desde entonces, Juan Pablo, Astrid y Yesid han sido objetos de admiración bizarra, porque la gente que los ve ahí pegados piensa que soy un Norman Bates comediante fusionado con un Charles Manson en versión cristiana. Ni lo uno ni lo otro, aunque a veces lo quisiera.

Lo curioso es que desde entonces la buena costumbre de encontrar billetes (mi código con Dios) y fotos en el suelo no se ha perdido, pues contrario a lo que pensaba, el carrasposo corcho ha podido recibir a otros inquilinos en esta vecindad donde el requisito de ingreso es el desconocimiento colectivo, y si se puede ignorado.

Ahora contamos con Marianella, oficinista del sector público que es oriunda de Barquisimeto pero vive en Bogotá desde que se divorció. Ahora está en el centro de los tres Famosos más viejos, quienes parecen tenerla en la mira. Encima yace Julio, campesino prominente de El Cocuy que llegó a la capital debido a la violencia bipartidista. Allá le decían “Padrino”, y no solo por su evidente parecido con Marlon Brando, sino también por su porte y carácter corajudo de macho alfa.

También está Jeimy Carolina, cuya foto con señales de mordeduras evidencia la tensión que acumuló su mandíbula cuando esperaba la entrevista para trabajar como auxiliar contable en una reconocida empresa de transportes. Al otro lado, John Jairo observa todo con los labios apretados, conteniendo la rabia que le produce haberse tomado la foto 3x4 cuando el trámite de la Visa americana requiere otras medidas.

En este costado también reposan los niños, aquellos infantes que son el objeto más cuidado de este ocioso hall de la fama anónima. Nicolás, María Fernanda y Juan David no se conocen, ni tienen nada qué ver, pero tampoco les importa. Nicolás es hijo de una pareja joven que se descuidó y al no planear las cosas, lo recibieron por sorpresa. María Fernanda sí es la hija soñada de una familia prestante que desde muy pequeña la matriculó en un colegio glamuroso con potrero en Cota. Juan David vive con sus abuelos mientras su papá aparece y le quita el corte honguito que su mamá, tecnóloga peluquera de la Escuela de belleza Luz Alexi, le hace cada dos semanas.

Mojica, el gordo de al lado, se les burla porque son pequeños, los hace llorar y se las monta. Es su forma de desviar la atención del llamado inminente al encorbatado dolor que produce tener que dejarse tantear por el soldado Cucaita mientras le ruega a su papá con los ojos emparamados que le pague su libreta militar. Falta la historias de otro niño, uno que con saco amarillo como el de Yesid también denota la pesadez de madurar biche. Es Henry, amante del fútbol e hincha furibundo de Millonarios.

No contento con eso, me di por bien servido cuando algunos oficinistas llegaron con las últimas adquisiciones: Andrés Orlando, de camiseta negra y blazer café de pana, fue encontrado en un desechado formulario de aplicante a Protagonistas de Nuestra Tele, reality del que no pasó ni el primer filtro por haber dicho que su talento era parecerse a Val Kilmer después de una quimioterapia y no precisamente actuar. Debajo vive Luz Adriana, cajera de banco de sastre y camiseta rosada que además de ser amante de su pelo, es la locochona del turno de la tarde. Debajo está el soldado Cucaita, el mismo encargado de palpar la humanidad de Mojica.

Más que una perdedera de tiempo, esto es un acto creativo con tintes de psicosis. Por eso le dedico todas estas letras, porque las ideas bajan del cielo aunque no llegan solas, porque la vida cotidiana es en sí mismo un referente propio de analizar.


Famosos anónimos, 2013

2 comentarios:

  1. Jaja tu codigo con Dios es encontrarte billetes en la calle? jajaja muy original! y arriesgado, uno que pide cosas obvias como flores o pajaros o que salga el sol, por el miedo a la desepcion.
    eres de los mejores comediantes y quien lo creyera CRISTIANO :) te admiro y me haces reir mucho con tus historias lejanas a la religiosidad.

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  2. Que bueno por los nuevos anónimos famosos, ojala sigamos conociendo los que lleguen. O las historias de estos o los anteriores se amplíen.

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