viernes, 30 de septiembre de 2011

Siglo Ávila

Recuerdo un capítulo de El Chavo en el que Doña Clotilde, la bruja del 71, discutía con la Chilindrina argumentando que ella era una mujer de principios. La Chilindrina le completaba la frase: "¿Mujer de principios?... de principios de siglo". Para aquella década setentera, esa era una sutil forma de provocar a un anciano, pero hoy por hoy decirle a alguien que es de principios de siglo es decirle que acaba de nacer, que no ha terminado de romper el cascarón y que como tal no sabe nada de la vida.

Soy un hombre nacido a finales del siglo XX. Nací en un hogar clase media donde la televisión por cable era un lujo, donde el camino hacia la felicidad estaba radicado en forma de crédito de libre inversión y además donde el amor de pareja existía en Café y en Betty la fea solamente. Contrario a lo que muchos pensarían, crecí esperando el momento de hacer mi camino, tener un carro modesto y una familia propia para deformar el concepto machista, ingrato y doloroso que viví en el hogar donde nací. Veinte años después, permanezco firme en mis principios, para muchos de siglos pasados y pertenecientes a una retórica coherente solo en la época de Elizabeth Bennet, la de Orgullo y Prejuicio.

Pensar distinto siempre traerá opositores, pues hemos entrado en una temporada en la que cualquiera que se salga del margen establecido está desafiando el statu quo y amenaza con pintar el paisaje de un posible color rebelión. Por eso siempre me han pedido que me bañe en sus zahumerios, me sumerja en sus terapias tántricas y así pueda probar lo que para ellos es 'lo bueno'. Entonces cuando les digo que estar soltero es algo para disfrutar, me hacen chistes de doble sentido y me tildan de onanista. Para ellos es más fácil burlarse de quien pregona la fidelidad que realmente atreverse a ser fiel. Sé que en el fondo me admiran, pero los viernes al almuerzo se me olvida, por eso debo venir a purgarme aquí, para drenar el cerebro y respirar profundo.

Ya he superado el complejo de esperar a la persona ideal y he entendido que más que pensar en entrar en 'la edad de merecer', debería pensarse en 'la edad de ofrecer', porque finalmente el secreto está en dar y no en esperar recibir. Lo que viene es la fe: aquel músculo finamente diseñado para ser ejercitado, no solo para mencionarlo en hospitales o momentos difíciles.

Ellos dan arcadas cuando les digo que así como creo en Dios creo en el amor, me desprecian por vivir en mi propia época, en mis propios principios de siglo. No es fácil sostenerle una conversación a personas que hablan con conocimiento de causa: gente que ha vivido en unión libre, que ha tenido múltiples parejas sexuales, que ha viajado a mil destinos, que tiene hijos, que sabe qué es perderlo todo. Es desgastante tratar de hilvanar argumentos sobre el amor si uno no se ha enamorado, pues se corre el riesgo de ser influenciado por la experiencia del otro.

Siempre lucho por no dejar que mis conceptos se perviertan por los consejos de otro, porque no hay nada mejor que conocer y vivir para poder hablar; pero debo aceptar que hay días en que quisiera que mi tiempo de volar y convertirme en lo que seré llegara, para cobrar ese mismo valor que produce la experiencia y así salir al tablero con la mano enhiesta a decirles a todos esos que me trataron de iluso, estúpido, complicado, amargado y hasta de gay por no militar en sus filas inspiradas en 'Juventud en éxtasis', las afirmaciones que seguramente me creerán antes del fin del mundo:

-La realización personal y espiritual está en verse completo en medio de la soledad.
-Shakira sí es del diablo.
-La virginidad vuelve a estar de moda.
-Vale la pena esperar, pero no vivir esperando sino accionando.
-Jesús tenía razón.
-Les dije que el futuro está en Internet.


@benditoavila

viernes, 23 de septiembre de 2011

Fiebre de padre (2x1)

Así es, amados caba-ñeros. Un (1) mismo día, dos (2) entradas. Un (1) aniversario, dos (2) reflexiones poderosas. Así parece ser todo en la vida, uno compra un (1) saco y recibe también un pantalón dañado en promoción. Uno vende una (1) idea y le roban el doble (2). A decir verdad, sigo creyendo en que dos (2) son mejor que uno (1) y en que dos (2) y dos (2) son cuatro, así la gente siga creyendo que estar solo (1) es el camino a la felicidad. Para mí no hay nada como disfrutar pensando junto a otra cabeza y valorar el hecho de tener a alguien que completa la existencia.

Tranquilos, no voy a hablar de amor ni de pendejadas baratas, porque está claro que hablar de amor está sobrevalorado. Hoy me doy cuenta que la alegría se disfruta más cuando se vive por partida doble (2) , cuando uno (1) ve a alguien realmente feliz. La partida doble (2) es lo más cristiano que puede existir, pues siempre he creído que cuando uno (1) da un paso para acercarse a Dios, Él ya ha dado dos (2) . Otra vez esa relación 2x1 y sigo sin decir nada importante.

Hoy me esforcé el doble (2). Me esforcé, caminé, luché, llamé y lo logré: recibí una (1) confirmación de mi papá, quien aceptó almorzar conmigo. Hoy le manifesté no una (1), sino dos (2) veces, lo mucho que lo he extrañado en este primer (1) año de distancia, lo mucho que he extrañado aprender de la vida a su lado. Él, con una extraña sequedad en sus ojos, lo dijo una (1) sola vez, resumido así: a mí también me duele, y el doble (2). Los papeles se cambiaron cuando él empezó a sacar el dolor de haber fracasado en su matrimonio, de estar sufriendo y de ser el crucificado del asunto. Dos (2) veces me mencionó que sufría y yo una (1) le dije que todavía estaba a tiempo de enfilarse hacia el propósito con el cual fue creado: hacer familia. Le dije una (1) vez que él todavía era mi héroe y él pidió limonada doble (2).

Podría seguir con las cifras, pero siempre que uno (1) multiplica dos (2) por uno (1) obtendrá dos (2). Por más que uno (1) intente reparar en las dos (2) veces que fue lastimado, será más libre si lo toma como una (1) oportunidad para perdonar. Así decido celebrar este primer (1) prolífico año de escritura, entregándole a mi hijo #1 (1) dos (2) nuevos retos: por un (1) lado albergar elementos cada vez más aterrizados y cómicos; y en segundo (2) lugar, seguir prevaleciendo, confiando y creyendo que todo hijo soportará a su padre algún día. Seguramente este padre verá con quién puede contar tal vez no en un (1) año, ni dos (2), sino en el tiempo adecuado para darse cuenta de familia solo hay una (1), así como siempre debió ser.

@benditoavila

Fiebre de padre I

Como diría El Joe: "He vuelto, lleno de cariño". Eso sí, sin ganas de amarlos más, porque ya los amo mucho sin conocerlos. ¿Si ven que he vuelto con el corazón henchido de amor? Es que esta ausencia bloggera, estas vacaciones de La Fiebre me han transformado en un ser de luz más puro e inofensivo que una mota de algodón. Me he rehabilitado de mis mil neurosis gracias al Prozac, los narcóticos musicales y el arequipe, pero tranquilos: el efecto se me acabará seguramente en menos de 3 horas.

En realidad vengo calmado es porque hoy se celebra una fecha importante en mi vida, el aniversario de dos hechos cruciales que me llevaron a pensar sobre la vida, el futuro y lo que habría de venir. Hace un año me quedé sin trabajo, tal vez por eso fue que se concretó el atentado que dio de baja al 'Mono Jojoy'. No quisiera cantar lo que Domínguez tanto pregonaba, pero ¡qué carajo! Hoy es día de echar Maizena, repartir tiros al aire y despilfarrar plata en una piscina de champi, porque no alcanza para más.

Hace un año, en medio del forzoso descanso de no haberme graduado ni haber concretado nada aparentemente grande en la vida, decidí abrir esta tienda a la que más adelante llamaría 'Hijo', pues la idea era alimentarlo, cuidarlo, maleducarlo y dejarlo como registro escrito para que mis hijos carnales -o sea de carne-, vieran que su padre fue un lacayo del imperio antes de heredar la espada de Maestro Jedi.

Como soy tan chocoloco y aventurero -además de imprudente, sanguíneo y gran cochambrero-, voy a citarme a mí mismo y traeré a colación la premisa básica de este blog, publicada exactamente hace un año desde mi casa en un receso de lavar la losa y oír a Gustavo Gómez hablar de lo mal enrollado que quedó el 'Mono jojoy' cuando le dieron chorizo.

"Se abre "La fiebre de las cabañas", en honor a ese trastorno psiquiátrico caracterizado por una percepción híbrida de la realidad y la fantasía. Todo producido por el asilamiento, porque ahora las hojas de vida no se entregan en físico sino todo por correo, entonces para qué salir. Lo curioso es que parte de los síntomas ya los padecía antes de que se me acabara el contrato laboral: ideación persecutoria, hostilidad, intransigencia y actitud beligerante. En realidad no estoy tan mal."

Hoy, después de no un año sino varios meses, volveré a ver a mi papá. Qué curioso que sea el día del cumpleaños de mi hijo intelectual, quien seguramente recibirá las primicias de lo que suceda en este almuerzo, en el que espero no me de mucha Fiebre.

@benditoavila

viernes, 9 de septiembre de 2011

Yo soy Fiebre, la fea

Hay entradas que suenan, hacen ruido y llaman la atención por tanta alharaca. Esta viene a ser una némesis de todas las anteriores, un acto silencioso que no quiere autopromocionarse sino solamente extirpar venenos. Me siento envenenado, rabón, rayado, cansado y con ganas de poner una bomba en algún lado pero antes pegarle a una mujer en un bar que ojalá se llame El Bembé. Saben que no lo haré -porque mi religión no me lo permite-, pero mi exageración lo único que pretender es revelar lo incómodo que estoy ante la incomodidad -redundancia pensada- de convertirme en lo que he jurado destruir.

Hace 10 años -tema de moda en todo lado-, admiraba profundamente a Kurt Cobain, vocalista y líder de Nirvana. Muchos sabrán que Cobain se suicidó a sus 27 años, y quienes lo conocen argumentan que estaba cansado de la fama, del poder y del status de roquero que para muchos se convirtió en un estilo de vida. Seguramente Cobain nunca pensó que el grunge que hizo, ni su estilo ni percepciones de vida se convertirían en casi una religión para muchos jóvenes e incautos. Ahí fue cuando se mató: cuando vio detrás suyo a miles de Kurts y Kurtas que lo levantaron como un adalid, algo que él nunca se propuso. Debe ser aterrorizante ser vendido como producto en serie.

Si algo le incomoda a mi parte más melancólica y artistoide -propia de un mamerto pop-, es ver gente que termina pareciéndose a otra gente tanto o más normal que ellos mismos. Ayer recibí un comentario de alguien que estimo y aprecio mucho, que decía lo siguiente:

(sic) "Se volvió jarto ver a sus fans, que digo fans, Fanáticos, copiando sus frases en los status y delirando por una nueva entrada al blog. dentro de poco Chespirito será el próximo Batman roberto, Los punkeros los nuevos geeks y todos andarán descomplicados con nike´s en la iglesia diciendo que tienen su propia fiebre"

Yo pienso en un mundo de muchos Luis Carlos Ávila Rincón -mi verdadera identidad que hoy por fin es revelada- , y digo: la humanidad no ha quedado en buenas manos. Si a través de un blog he logrado que la gente me imite, me siga, quiera ser como yo o agarre mis ideas como propias, es tiempo de reconocer que he fracasado rotundamente. Por lo tanto es hora de dejar el país, esperar la horca o por lo menos una inyección letal. Hoy es tiempo de que sepan, oh amados caba-ñeros y caba-ñeras (según estadísticas La Fiebre le encanta a las oficinistas y amas de casa desesperadas), que yo no soy yo: soy una fusión pirata de Jesucristo, El Grinch, dos oompa-loompas, Chespirito, Woody Allen, Carlos Olmos, Andrés Salgado, Martín de Francisco y Dante Gebel presentada en versión sachet.

Este blog -que se acercaba a su primer aniversario-, ha tenido siempre como propósito llevar atenta nota de lo que me sucede, de lo que pienso y creo. No soy un rockstar, pero sí estudié Comunicación Social en la Javeriana -lo que me hace popopstar-. Pero es raro, porque cuando veo que la gente comparte mis ideas y no da crédito me enfado, primero por cortesía editorial, pero también porque en últimas uno no busca ser imitado, mucho más si se tiene claro que yo sigo a Jesús y que mi labor es darlo a conocer al mundo. Nunca he buscado que brille mi nombre por dármelas de chocoloco, o ser el bacaneitor bloggero: sigo siendo el mismo perro de parqueadero al que le suda más la axila derecha que la izquierda, que mide y pesa lo mismo desde hace 10 años y que a veces siente miedo de enfrentar la vida por no haber nacido en cuna de oro.

Antes de convertirme en un becerro de oro, ídolo de masas o fenómeno pop, prefiero el harakiri cristiano con corte de franela incluído. A partir de hoy asumo unos días de silencio bloggero-facebookero y en ocasiones tuitero buscando que ustedes, gente importante y letrada, dejen de ser iletrados y vean al Jesús que deben imitar, no a los burros que cargamos Su Presencia. Ahora seré una ex-trella que adrede ha decidido caer en desgracia, pasar inadvertidamente y convertirse en un fantasma feo por un tiempo, a ver si también se deja de creer la chimba siendo Gasparín.

Invisible - 2011


Twitter: @benditoavila (Después de abierto, consúmase en el menor tiempo posible)

jueves, 8 de septiembre de 2011

Disco Retro

Mi cabeza funciona como un disco duro con varias particiones. Es un disco que va filtrando, limpiando y depurando cuanta cosa aprende. Lo que sí es una realidad es que esta cabeza ha pensado muchas cosas: unas que merecen penas capitales, otras dignas de enmarcar y algunas que se han vuelto lagunas profundas y poco diáfanas. El estado enlagunado de mi cabeza me ha llevado a olvidar situaciones, comentarios, promesas y hasta votos internos que alguna vez hice, todo producto de aquel día en el que cayeron las torres.

Cuando cayeron las torres tenía 13 años. Era miércoles y recuerdo estar en plena clase de geometría con una profesora a la que le decíamos "Bolañito", apelando al corte estilo mullet que ella utilizaba inspirada en el futbolista costeño y que además la hacía ver poco o nada femenina. Creo que se llamaba Patricia, pero en realidad no me importa, porque mi cabeza ya liberó ese espacio para darla cabida a nuevos y poderosos recuerdos. Recuerdo que estrenábamos televisores y circuito cerrado de televisión en aquella cárcel para hombres que presumía de principios católicos que nunca seguí pero siempre traté de respetar.

Prendimos la televisión y vimos la hecatombe- palabra que para la época sí tenía sentido-: Gente lanzándose por los aires, cadáveres de todas las nacionalidades en La Gran Manzana y nosotros aprendiendo de Pitágoras y de triángulos Isósceles. Lo que sí recuerdo es que hace 10 años ya tenía claro que la vida real sucedía fuera de las cuatro paredes de un aula o de cualquier espacio, que debía salir a pelear por lo mío y debía ser valiente.

El disco que tengo por cabeza tiene una facultad especial: primero era análogo y con el tiempo se ha vuelto óptico y digital. Si hace diez años deliraba escuchando chistes de doble sentido en Radioacktiva, hoy oigo radios culturales y enfocadas en adultos contemporáneos. Si hace diez años soñaba con trabajar en un medio de comunicación, hoy escribo estas letras desde mi oficina en el Outlet de Las Américas -un poderoso medio en el que he aprendido mucho-. Si hace diez años era un gato de basurero, hoy soy un gato oficinista que ya asume la vida y todo lo que traiga.

Por esa época no sabría cómo guardar registro de mi vida; de hecho, sabía que tenía buena ortografía y que era chistosito cuando hablaba, pero nunca me imaginé que aquel Dios que me dieron a conocer de niño y que a mis 13 años representaba autoritarismo y coerción, me tendría diez años después inspirando estas mismas letras bloggeras.

Como muchos de ustedes saben, oh amados caba-ñeros, odio el sentimentalismo barato y melcochudo de andar en los recuerdos. Pero no podía pasar por alto un día como hoy, día de septiembre en el que puedo reflexionar de lo mucho que falta por hacer y vivir. Ya nos veremos en algunas décadas futuristas, en las que prometo tener el disco listo para rellenarlo con personajes, rostros, situaciones y recuerdos que me embadurnen de lo nuevo y de lo mejor, que siempre vendrá cuando uno menos lo espera.

Twitter: @benditoavila

*No puedo irme sin recomendarles esta herramienta: , para que se den cuenta de cuántas burradas, estupideces, chistes, mentiras y verdades de a puño somos capaces de soltar, sin saber que esto nos perseguirá en el futuro.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Animalitis

Si algo me han enseñado los zancudos es que nunca hay enemigo pequeño. Uno los ve como poca cosa, zánganos ruidosos, pero cuando se proponen mortificar a la humanidad son capaces de lograr crisis mundiales. Los zancudos me fastidian, pero si algo recuerdo del Colegio es que necesitamos de distintas y múltiples criaturas para que el ecosistema sea biodiverso. Así me pasa en la vida real y así lo he entendido por esta temporada, tiempo biodiverso y variopinto donde más que zancudos, enfrenté lagartos, camaleones, perros, perras y demás animales de la fauna relacional.

Por estos días de animalandia se reestrena El Rey León, la película que me recuerda lo que es perder un padre, pero ahora en 3D. Fuera de chiste, esta y muchas películas infantiles protagonizadas por animales han sabido construírme una imagen de las relaciones a lo animal: si quiero comer gratis debo andar con una perra, si quiero que me amen debo ser un cerdo y si quiero que me escuchen debo ladrar como perro. Nada de esto valdría la pena si yo no reconozco que el simple acto de ser humano ya es ser animal, pues convivo rodeado también de hienas, zorros y lo peor: lobos que se saben camuflar de ovejas.

Los cristianos -otra fauna farandulera en sí misma- crecemos con la idea de la misericordia aplicada, que obviamente nace en Dios y es de Dios. El mandato divino se vuelve una práctica regulada que no permite que nadie que sigue a Jesús siquiera emita un juicio sobre el caído. Estoy de acuerdo con que si Jesús caminara por la tierra en pleno siglo XXI haría cosas que para muchos no se ven bien en uno que proclama ser el Mesías: me lo imagino andando por la Localidad de Santa Fe rodeando el complejo acuático de la 22 en busca de mujeres que necesitan una palabra de amor y no un billete. Me lo imagino siendo entrevistado por lagartos mediáticos como Suso -el José Gabriel Ortiz desdentado y cejón-, o como los de El Radar del dragón, donde también lo ridiculizarían y le pedirían que trajera la paz mundial y detuviera el calentamiento global mientras le ponen sonidos de pedos y le dibujan cachos en la cabeza. Seguramente en Día a día, Agmeth -el lobo que usa Fortident- lo pondría un viernes a bailar merengue mientras una modelo paisa le pide que le enseñe a bailar choque.

Jesús sería lo máximo, porque nos enseñaría a todos nosotros -simples perros de parqueadero-, que vale la pena recibir otra oportunidad. Pero la gran pregunta es, ¿qué pasa cuando esa otra oportunidad se convierte en la frase de cajón? Hay que decirlo, dentro de las filas del cristianismo hay lobos agazapados que se van devorando a las ovejas -literalmente se las mandan al buche-, y luego piden, bajo el pretexto de la gracia, que no se les juzgue porque Dios está con ellos y los cristianos deben amar al prójimo.

Ya ha quedado claro en La Fiebre, que entre otras cosas este mes celebra su primer aniversario, que aquí lo que hay son mensajes apócrifos y además encriptados que pretenden punzar ciertas conciencias: tanto la del ñoño que piensa que ser cristiano es imitar a Ned Flanders, como la de el que ha pasado del punk a la anarquía. Este último resulta también peligroso, pues bajo el discurso de No me juzgues, Dios me sigue formando, ha sabido reenfocar y manipular a las masas cristianas para que le amparen su comportamiento díscolo y descontrolado, propio de alguien enfermo mentalmente, y crean que todos estamos en su contra cuando lo que buscamos es que conozca a Dios y no que simplemente parezca que lo ha hecho.

Lo chistoso es que hablan de no juzgar, pero ni ellos mismos conocen la verdad: esos que piden no ser juzgados tal vez esconden más porquerías que los que alguna vez supieron aceptar su condición de perfectibles. Esos que envenenan cabezas en contra de las Iglesias y las autoridades revelan sus deseos de figurar y ser necesitados, a pesar de su triste y miserable forma de llamar la atención. Esos que se las dan de galanes , tal vez fueron los más abusados y por eso quieren sentirse llenos poniendo a la gente a comer de su mano.

Lo bueno es que yo tampoco los juzgo: en realidad los amo porque yo también soy piraña, tampoco quiero ser un colombiano de bien y mucho menos creo en el cristianismo lámpari-rosa. Simplemente creo en que uno no puede proteger a alguien que miente usando el nombre de Dios y que además divide y daña percepciones de las personas, apelando al victimismo. Así es, yo tampoco hablo de lo que no conozco, pero sé que la misericordia tiene un límite para los perros y los gatos también.

@benditoavila

* Para tí, con repulsión y algo de decepción. Pensé que estabas mejor, pero sigues irrumpiendo con el mismo ánimo de quinceañera que como cuando eras quinceañera. Si me das el chance, te enseñaría a jugar baloto y a encontrar que el premio gordo que buscas ha estado tan dentro de ti que te sorprenderás.